"Especial Halloween 2011": Entrenamientos intensivos en Escritos de Pesadilla de cara a Halloween.

¡Bogus Bogus, meta la panza, que le sobresalen unas adiposidades por la coraza de la armadura!
¡Sobrinito Gurmesindo, no te bañes en varios días, que tienes que oler mal dentro de tu disfraz de mofeta mutante!
¡Dominique, colóquese bien los falsos colmillos, que en vez de un vampiro del Peloponeso, pareces una hermanita de la Caridad recaudando fondos para los políticos en el paro!
En fin, estamos aún algo desentrenados.
Pero a pesar de todo ello, por lo menos hay una pareja que lo está haciéndo bastante bien…


¡No se puede permitir tener un cocinero enamorado!

Como diría cualquier solterón de vida eterna: “amores pegajosos, para las lechuzas y los osos”.

Unos minutos más tarde en el Pozo de la Muerte:

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Mi cocinero Bogus Bogus vilmente enamorado.

En cuanto te descuidas, surge un leve hilo de amor en mi infernal sitio, y yo, Robert “El Maléfico”, sin poder impedirlo, snif, snif…

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Medianoche de las Bromas Pesadas e Inhumanas… (Episodio Segundo). ¡Jua! ¡Jua! ¡Jua!

Tras la primera bromita inocentona gastada a Croqueta Andarina, ahora toca disfrutar de una nueva sesión de gamberrismo elevado al cubo. Acomódense en sus butacas y sofás con sus palomitas de maíz y unas cuantas cocas colas bajas en calorías. Porque – ¡tarí-tará! – corresponde pasarlo en grande presenciando las desventuras de la segunda víctima escogida para este show de entretenimiento lúdico festivo de la medianoche…

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El triste sino de un ciempiés en noche de luna llena.

“¡Ay, lechosa esfera que surges de entre los nubarrones del norte! Cuando quedo iluminado por tu halo…, me suenan las tripas y encargo una pizza de tres quesos por el teléfono móvil.”


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Si bebes, no conduzcas una apisonadora…

Primero la nota clavada con chinchetas en el tablón de corcho dedicado a informar de  las tareas diarias de mis empleados.

Trabajo encargado a mi fiel empleado Pechuga de Pollo Mutante. Para ello debía de emplear la apisonadora de rodillo delantero de tres toneladas.
Lo malo, es que antes de montar en la máquina, se le ocurrió acudir a la taberna gallega del Percebe Errabundo…
Sin darse cuenta, aplanó el camino, a la vez que despachurró a varios de mis visitantes…


¡Y sí! ¡Maldita sea! ¡A mí también me atropelló mientras iba camino del supermercado para comprarme una barra de pan para el bocadillo de chorizo de la merienda!

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La defunción de Freddy Crujiente.

Estoy que muerdo el trasero abominable de un hipopótamo del Orinoco con diarrea.
Hasta ahora podía presumir de tener mi sitio ejemplarmente controlado por mi fiel guardaespaldas Pechuga de Pollo Mutante. Por desgracia, tal garantía de alta seguridad infalible por la ingente cantidad de dos euros y medios mensuales (que es el sueldo desproporcionado de mi mencionado empleado), ha sido quebrantado por la vil ausencia de Pechuga…
En primer lugar, tengo que exponer el motivo de mi desazón, con la exposición del anuncio surgido en la sección de deportes del “Diario Navarrico Jodidico”.


Ahora a continuación figura el anuncio que puse en el mismo citado diario, donde promocionaba la llegada de Freddy Crujiente a mi castillo. Su misión primordial, asaltar a los clientes de mi establecimiento hotelero durante su fase más dulce entre los brazos del aborrecible Morfeo, dándoles cada susto de muerte, consiguiendo con ello que la fama terrorífica del lugar fuera merecedora de los elogios más odiosos.
Lo penoso es que no siempre se consigue el efecto deseado por la falta de profesionalidad de los empleados…

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Pablito Listorro en el Más Acá.

Tras la trágica muerte en extrañas circunstancias del niño Pablito Listorro, cumplimos con su sepelio en condiciones: lo enterramos en plena medianoche de luna llena en el camposanto donde se entierra a los suicidas. Más no se puede pedir. Visitar Escritos de Pesadilla a hurtadillas, y acabar bajo tres metros de tierra bien apisonada. 
Aún así, el muy ladino terminaría fugándose de su tumba. ¡Será desagradecido el niñato! Menos mal que estaba mi mayordomo Dominique para meterle en cintura.

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