La defunción de Freddy Crujiente.

Estoy que muerdo el trasero abominable de un hipopótamo del Orinoco con diarrea.
Hasta ahora podía presumir de tener mi sitio ejemplarmente controlado por mi fiel guardaespaldas Pechuga de Pollo Mutante. Por desgracia, tal garantía de alta seguridad infalible por la ingente cantidad de dos euros y medios mensuales (que es el sueldo desproporcionado de mi mencionado empleado), ha sido quebrantado por la vil ausencia de Pechuga…
En primer lugar, tengo que exponer el motivo de mi desazón, con la exposición del anuncio surgido en la sección de deportes del “Diario Navarrico Jodidico”.


Ahora a continuación figura el anuncio que puse en el mismo citado diario, donde promocionaba la llegada de Freddy Crujiente a mi castillo. Su misión primordial, asaltar a los clientes de mi establecimiento hotelero durante su fase más dulce entre los brazos del aborrecible Morfeo, dándoles cada susto de muerte, consiguiendo con ello que la fama terrorífica del lugar fuera merecedora de los elogios más odiosos.
Lo penoso es que no siempre se consigue el efecto deseado por la falta de profesionalidad de los empleados…

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