Tras la trágica muerte en extrañas circunstancias del niño Pablito Listorro, cumplimos con su sepelio en condiciones: lo enterramos en plena medianoche de luna llena en el camposanto donde se entierra a los suicidas. Más no se puede pedir. Visitar Escritos de Pesadilla a hurtadillas, y acabar bajo tres metros de tierra bien apisonada.
Aún así, el muy ladino terminaría fugándose de su tumba. ¡Será desagradecido el niñato! Menos mal que estaba mi mayordomo Dominique para meterle en cintura.
Vale… lo de que se pusiera fregar plato ssi que no me lo esperaba… jajaja
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Ya ves, Óliver, es el futuro que nos aguarda cuando la diñemos, ja ja. Luego dicen lo del retiro a los 67. ¡Pero no hablan del segundo turno en el Más Allá!Un saludazo desde Escritos. 🙂
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Ale, asi, a currar y que aprenda el muy listillo, ja ja ja
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Se lo tiene merecido por niño repelente, ja ja. ¿A que sí, Nerea? Un saludico.
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