Cómo transformar un dulce conejito en algo magníficamente maléfico

Para entender la historia de la transformación del tierno y bondadoso conejito, primero empezar con el dibujo donde está normal, y a continuación seguir con su nueva personalidad, diabólicamente deliciosa.



Infaustas andanzas de Croqueta Andarina en su preparación hacia las Olimpiadas de Salem.

Asistiendo a los exigentes entrenamientos diarios de Croqueta Andarina.

No hay ni medio día de descanso para la pobre…

No hay nada como recibir la lejana visita de un pariente para entrenar con más ganas.

Todos los entierros siempre son tristes, buaaaa…


No queda otra que levantar el ánimo a Croquetita.

Gif gigante "El abuelito comilón".


Bueno, hoy me he puesto a ensayar con gifs. En este caso es enorme y el tiempo de intervalo en el cambio de cada ilustración es debido para que así pueda leerse el contenido de la historieta. El mini cuento empieza con el dibujo del niño con el baloncito. Je, je.

Si te da por conducir una apisonadora… sólo hazlo habiendo bebido agua del grifo.

Primero la nota clavada con chinchetas en el tablón de corcho dedicado a informar de  las tareas diarias de mis empleados.

 Trabajo encargado a mi fiel empleado Pechuga de Pollo Mutante. Para ello debía de emplear la apisonadora de rodillo delantero de tres toneladas.
Lo malo, es que antes de montar en la máquina, se le ocurrió acudir a la taberna gallega del Percebe Errabundo…

 Sin darse cuenta, aplanó el camino, a la vez que despachurró a varios de mis visitantes. Entre ellos a:


 ¡Y sí! ¡Maldita sea! ¡A mí también me atropelló mientras iba camino del supermercado para comprarme una barra de pan para el bocadillo de chorizo de la merienda!


¡Gracias a Conejito Zombi, cenamos una vez cada medio año!

Es triste el tener que reconocerlo como Jefe Supremo de mis dominios malignos, amén como administrador principal y único de Escritos de Pesadilla: la Crisis que azota a los seres mortales, también nos ha alcanzado a nosotros, criaturas de podrida y nauseabunda vida eterna. Pasamos días y días sin poder probar bocado, noches de insomnio sin degustar un buen vaso de vino tinto en tetra brik, semanas sin deleitarnos con la bollería industrial, meses comiéndonos las uñas de los pies tratando en vano de engañar al estómago. Si no fuera por la colaboración desinteresada de Conejito Zombi en nuestra más reciente visita semestral al Hipermercado El Goloso Delgado, esta noche volveríamos a pasar hambre…