Bertelok era un demonio menor de la discordia. Su objetivo principal consistía en sembrar el caos y la incertidumbre en el discurrir de las andanzas de los seres mortales. Amén de recolectar almas para el fuego eterno. Su diferencia con el resto de los miembros del inframundo pecaminoso era una habilidad singular que le permitía adoptar una figura normal con apariencia humana, sin necesidad de tener que poseer un cuerpo verdadero.
Mes: octubre 2014
El gusano
Era un impulso desconocido que le asaltaba cuando menos se lo esperaba. Repentinamente su mente se ponía en blanco. Su cuerpo se paralizaba, hasta recostarse en el suelo. Seguidamente juntaba los brazos contra los costados. Otro tanto las piernas. Y con un esfuerzo ímprobo se desplazaba reptando, causando estupor en quienes le rodeaban…
– Me llamo Patricia Limms.
– Tu nombre familiar. Con el que sientes confianza entre los tuyos.
– Patty.
– Bien, Patty. Tienes treinta años. Trabajas de administrativa en una empresa de seguridad.
– Si.
– ¿Estás satisfecha con tu lugar de trabajo?
– Si.
– ¿Te llevas bien con tus superiores?
– Si.
– ¿Cómo dirías que es tu relación con el resto de tus compañeros?
– Neutro.
– No tienes mucha afinidad con ellos.
– Me limito a mi trabajo. No me pagan por hacerme amiga de los demás empleados.
– Estás soltera.
– Si.
– Y eres hija única.
– Si.
– Háblame de tus padres.
– Ambos están muertos.
– Profundiza un poco más, quieres.
– Mi madre murió cuando yo tenía cinco años. De cáncer de mama. Era maligno. Mi padre falleció el año pasado, de un ataque de miocardio. Tenía sobrepeso y la presión muy alta. A pesar de mis advertencias, no se cuidaba en lo relativo a la dieta ni en la práctica activa de ejercicio físico.
– Bien, Patty. Veo que llevas una vida algo solitaria.
– Se puede considerar así.
– Pero tendrás alguna persona que forme parte de tu círculo de amistades.
– Las tengo contadas.
– Bueno, a veces es mejor tener pocos amigos, pero que sean fieles y de confianza.
– Da lo mismo. Siempre terminarán traicionándote.
– No se puede ser tan negativa, Patty.
– El ser humano es nocivo. Somos descendientes de bestias, y como tales, buscamos el beneficio propio, en menoscabo del resto. Si yo triunfo, qué más da lo que les suceda al resto.
– Es una opinión muy personal, Patty. Demasiado egoísta por tu parte, si me permites mi simple punto de vista.
– ¿Sabe lo que le digo?
– No, Patty.
– Que ya estoy harta de esta sesión de hipnosis. Es más, le he estado siguiendo el juego para servirme de usted.
– Cómo.
– Fíjese en mis ojos. Usted será lo que yo desee que sea. En el momento que yo lo estime oportuno. Las veces que yo quiera que lo sea usted al día. Delante de sus conocidos. Y de gente ajena a su entorno.
“Usted será mi gusano.
“Una lombriz enorme que se arrastrará sobre su estómago…
Aquella sensación de desasosiego…
La obsesión por avanzar centímetro a centímetro.
De manera trabajosa.
Sudando como un cerdo.
Reptando como un animal invertebrado, blando, alargado, contráctil y sin extremidades, conforme los compañeros de profesión observaban su insólito comportamiento en la convención de psicoanalistas de Boston.
En aquel instante era un mero gusano…
Huyendo de la sensación de ser pisoteado por la suela de un zapato gigantesco.