El triste sino de un ciempiés en noche de luna llena.

“¡Ay, lechosa esfera que surges de entre los nubarrones del norte! Cuando quedo iluminado por tu halo…, me suenan las tripas y encargo una pizza de tres quesos por el teléfono móvil.”


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Si bebes, no conduzcas una apisonadora…

Primero la nota clavada con chinchetas en el tablón de corcho dedicado a informar de  las tareas diarias de mis empleados.

Trabajo encargado a mi fiel empleado Pechuga de Pollo Mutante. Para ello debía de emplear la apisonadora de rodillo delantero de tres toneladas.
Lo malo, es que antes de montar en la máquina, se le ocurrió acudir a la taberna gallega del Percebe Errabundo…
Sin darse cuenta, aplanó el camino, a la vez que despachurró a varios de mis visitantes…


¡Y sí! ¡Maldita sea! ¡A mí también me atropelló mientras iba camino del supermercado para comprarme una barra de pan para el bocadillo de chorizo de la merienda!

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La defunción de Freddy Crujiente.

Estoy que muerdo el trasero abominable de un hipopótamo del Orinoco con diarrea.
Hasta ahora podía presumir de tener mi sitio ejemplarmente controlado por mi fiel guardaespaldas Pechuga de Pollo Mutante. Por desgracia, tal garantía de alta seguridad infalible por la ingente cantidad de dos euros y medios mensuales (que es el sueldo desproporcionado de mi mencionado empleado), ha sido quebrantado por la vil ausencia de Pechuga…
En primer lugar, tengo que exponer el motivo de mi desazón, con la exposición del anuncio surgido en la sección de deportes del “Diario Navarrico Jodidico”.


Ahora a continuación figura el anuncio que puse en el mismo citado diario, donde promocionaba la llegada de Freddy Crujiente a mi castillo. Su misión primordial, asaltar a los clientes de mi establecimiento hotelero durante su fase más dulce entre los brazos del aborrecible Morfeo, dándoles cada susto de muerte, consiguiendo con ello que la fama terrorífica del lugar fuera merecedora de los elogios más odiosos.
Lo penoso es que no siempre se consigue el efecto deseado por la falta de profesionalidad de los empleados…

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¡El verdadero padre adoptivo de Pechuga de Pollo Mutante!

Bueno, una primicia gorda en Escritos de Pesadilla, que afecta de manera descarada al buenazo de Pechuga de Pollo Mutante, je, je.


Bastó simplemente con que Pechuga lo mencionara, para que la hecatombe tuviera lugar…

Pechuguita de Pollo Mutante, con su nuevo papi adoptivo,
La Hamburguesa Gigante del Maxi Burger de Fat City, Illinois.



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