El coleccionista de retratos. (Relato breve con su ilustración original).

(ding- dong)
De nuevo pulsó el timbre de la puerta.
Esta se abrió con cierta pereza por parte del dueño de la casa.
– Hola, señor. Me presento. Soy Douglas Niceman. Vengo a visitarle para hacerle un pequeña encuesta sobre sus gustos literarios.
– No siga. Viene a venderme libros.
– Ciertamente, tras ver sus gustos preferenciales tras la breve entrevista…
– … intentará engatusarme una de sus plomizas enciclopedias.
– Reconozco que soy agente de ventas a domicilio. De la editorial “Fairburks Big Books”.
– Fascinante. 
” Señor Niceman, puede pasar. Vivo solo y compartir parte de la tarde charlando con usted me resultará de lo más entretenido. Eso si, le aseguro que no pienso entusiasmarme por ninguno de sus mamotretos indigestos.
– Nunca se sabe. Llevo unos catálogos muy atractivos que pueden interesarle.
– Pase, pase. Como si estuviese en su propia casa.
– Gracias.
El dueño de la vivienda lo estuvo precediendo por un largo pasillo, hasta llegar a una estancia que era la sala de estar.
Nada más encender la luz,  Douglas Niceman se quedó horrorizado.
– Bueno, en eso radica parte de mi interés cuando recibo la visita de un vendedor de enciclopedias – le quiso aclarar el anfitrión.
” Realmente lo que colecciono son retratos. Cuelgo el cuerpo y le pongo un marco. Y ya tengo el cuadro, je, je.
Cuando Douglas se volvía, la cabeza de un enorme martillo percutió contra su cabeza con exquisita violencia, sumiéndole en la monotonía de la muerte.



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