Mi trastornada mente fue asumiendo el control de mi personalidad, hasta entonces mundana. |
Aquel contacto con el filo de la navaja me había convertido en un ser demoníaco. |
Atavíado con ropajes de empleado de una funeraria, más un gorro tremendo que me hacía adoptar la figura de un personaje de terror, me fui adentrando en las tinieblas de la noche. |
Con ello buscaba adquirir conocimientos, poderes y fuerzas ocultas que me posibilitaran aniquilar al ingente número de criminales existentes en la Vieja Iruña. |
Realicé un pacto con lo más innombrable ubicado en otra dimensión paralela, desconocida para el gran resto de los mortales. |
El implacable dueño y señor del dolor y el sufrimiento eterno correspondió la entrega de mi alma a cambio de un libro de invocaciones y sortilegios de lo más impuro. |
Tras numerosos ensayos, donde el fracaso se asomó con excesiva frecuencia, pude por fin dominar un hechizo que me iba a suponer de una gran utilidad. |
Desde entonces, he conseguido un sobresueldo en esta época del año, invocando cientos de árboles artificiales de navidad de todo tipo de tamaño y color. Se venden como churros, ja, ja. En fin, una vez pasado por la triste tesitura de la agresión por el intento de atraco que padecí el otro día, se me ocurrió, viendo que tengo una cara tan chula, hacer unas cuantas fotos y realizar este montaje. Al menos no tuve que recurrir a ninguna clase de maquillaje. |