La leyenda urbana del matrimonio rural forzado por las circunstancias.

   Existe en los Estados Unidos una leyenda urbana no muy conocida, la cual indica que cualquier hombre o mujer de ciudad que visita alguna granja solitaria de una zona rural con escasa comunicación con el exterior, puede acabar casándose en contra de su voluntad con alguno de los miembros en estado soltero de la familia que los recibe de una manera excesivamente hospitalaria.
Para el caso, el ejemplo que se expone a continuación.
(Basado en hechos reales).                



                – Usted es hombre de ciudad, sin duda, hijo.
                – Bueno, soy de Boston, pero me pateo toda la costa Este vendiendo enciclopedias a domicilio.
                – Sacará un buen dinerito dándole a la lengua, eh, pájaro.
                – ¿Cómo dice, señor?
                – Que por su labia convencerá a un montón de tontorrones para que le firmen un contrato de compra de una enciclopedia que luego no leerá nadie.
                – Yo sólo vendo las obras a los clientes interesados en adquirirlas.
                – Por cierto, ahora que me fijo, no luce usted ningún anillo de compromiso, eh joven.
                – Estoy soltero, si.
                – Y no tendrá más de cuarenta, jolines. Bien conservados además. Porque no está ni medio gordo.
                – Digamos que ando en la treintena, si.
                “Ahora si me permiten pasar para hacerles una exposición de algunas de las obras en las cuales pudieran andar interesados.
                – Como no. Pase. Así conocerá a nuestra hija única. Se llama Roménica. Tiene veinte años y pesa ciento treinta kilos…



                (Un rato después):

                – ¡Diantres, joven! No se haga el duro. Simplemente deseamos que se convierta usted en el futuro marido de nuestra pequeña sílfide.
                – ¡Ni hablar! ¡Están todos chiflados! ¡Tanto su mujer como usted mismo! ¿Cómo pretenderán que quiera interesarme por la hipopótama de su hija?
                – ¡No se ensañe con el hermoso físico de Roménica! ¿Ve usted? Ya le ha hecho de ponerse a llorar como una magdalena. Anda, Mariee, llévatela de aquí y prepárale una tila a la chiquita, mientras termino de convencer al joven Jimmy.
                – ¡Lo que mejor podría hacer es soltarme las correas que me sujetan a esta incómoda silla de hierro!
                – Va a ser que no.
                – ¿Qué va a hacer con ese brasero encendido?
                – Voy a colocárselo debajo del asiento. Verá qué pronto le hago cambiar de opinión.
                – ¡No! ¡No lo haga! ¡Ayyy! ¡Cómo quema! ¡Malnacido! ¡Mi pobre trasero!


                
(Discurren cinco minutos de tortura medieval).

                – Bueno, Jimmy, espero que tenga algo interesante que contarle a nuestra querida Roménica.
                – Yo…
                – Recuerde que la silla puede estar disponible nuevamente al instante. Y no mire a la bola de acero de cuatro kilos que tiene encadenada al tobillo derecho. Eso no se lo quitaremos en meses o incluso años. Que los de la ciudad sois propensos a divorciaros en menos que canta un gallo.
                – Yo…
                – Siga, buen hombre.
                – Señor Tyler, quisiera pedirle la mano de su hija en matrimonio.
                – ¡Toma, ya! ¡Encantado te la entregamos mi mujer y yo! Además nos vendrá de perlas la ayuda de un varón tan joven y sano en las duras labores del campo, que yo ya me estoy haciendo viejo.
                “Ahora ya puedes arrimarte a ella y darle un beso. La boda será mañana. Mi mujer ya está en camino para avisar al reverendo Brenard.
                “Desde luego que los caminos del señor son inescrutables, muchacho. ¿Quién iba a decir hace poco menos de una hora que ibas a conocer a la hermosa Roménica cuando simplemente venías para tratar de engatusarnos una inútil enciclopedia? Ja, ja, ja.


http://www.google.com/buzz/api/button.js

12 comentarios en “La leyenda urbana del matrimonio rural forzado por las circunstancias.

  1. Por motivos ajenos a mi voluntad hacía un tiempo que no me pasaba por aquí. :-)Me ha gustado como de costumbre, además dejas abierta la puerta a la segunda parte. “El misterio de la familia asesinada a bolazos” :-DSalu2

    Me gusta

  2. En menudo lio se ha metido el pobre Jimmy… Lo cierto es que en muchas pelis de comedia o series sale eso del chico o chica joven de ciudad que se queda tirado en cualquier pueblucho y casi lo casan con alguien de lo mas indeseable… sera por la imagen que se tiene por alli de los paletos… que mal

    Me gusta

  3. Hola Markos. Encantado de verte de nuevo por Escritos. En cuanto a la segunda parte, no creo que haya lugar una vez suceda la noche de bodas entre ambos novios. Y más si la Roménica se le echa encima a lo bruto. Como mucho se podría titular “El caso del recién casado que terminó su vida como zumo de frambuesa”, ja ja.Un fuerte saludo xD.

    Me gusta

  4. Más o menos es así, Nerea. En Estados Unidos, como en todas partes, regiones objeto de chanza por su particular idiosincrasia. La leyenda urbana es ficticia, pero se beneficia de ese tópico del forastero obligado a casarse con la hija solterona de unos granjeros.En fin. Jimmy, siempre te tendremos en el recuerdo, sobre todo cuando un vendedor toque a la puerta de casa, ja ja.Un saludote, Nerea.

    Me gusta

  5. Hola, Corazón Verde. En este caso, pues si, se consigue sonreír un poquillo. Pero ya sabes que el ochenta o más por ciento de Escritos es de puro terror. Así que luego te corresponderá pasar raticos de desasosiego. Un besote, compañera. Y a seguir dándole a tu blog tan particular y bonito que tienes. Que somos muchos visitantes que te lo valoramos. ;P

    Me gusta

  6. Hola, Amanda. Pues prepárate para los relatos más ominosos y tremendos que van a salir en Escritos. No me extraña que el pelaje de tu gato o gata se haya tornado blanco, porque me imagino que antes tendría otro color, eh. Ja ja.Un fuerte abrazo, y muchas gracias por haber accedido a Escritos y por dejar tu opinión. 😛

    Me gusta

Responder

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Cerrar sesión /  Cambiar )

Google photo

Estás comentando usando tu cuenta de Google. Cerrar sesión /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Cerrar sesión /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Cerrar sesión /  Cambiar )

Conectando a %s