La ira de los demonios. (The wrath of the demons).

                    
             – Su estirpe siempre ha sido muy creyente y supersticiosa. Ambas cosas favorecen nuestra intervención.
                – ¡Es hora de poseer un cuerpo! ¡De corromperlo! ¡Dañarlo! ¡Abusar de él! ¡Alojarnos en su carcasa, para desprenderlo del alma!
                – ¡Así es! La muchacha es débil de espíritu. NO podrá impedir que nos hagamos con el control de su mente.
                – ¡Tenemos que hacerlo! ¡Es nuestra lucha contra quien nos ha condenado a padecer el fuego eterno! ¡Destruyendo uno de entre los suyos, es una más que merecida venganza! ¡Y si conseguimos arrastrar su alma con nosotros, un premio extraordinario!
                – Somos cinco elegidos para residir en el cuerpo de la mortal. ¡Empecemos ya! ¡Y recordad que cuanto más dure su tormento, el dolor que surja de ello será nuestro máximo disfrute! ¡No nos precipitemos con la magnitud de las primeras manifestaciones!
                – ¡Tienes razón! ¡No queremos meses! ¡Si puede durar años, ese será el período de tiempo en que estaremos alejados de nuestro destino infinito!
                – ¡Es una lástima! ¡Con lo divertido que tiene que ser cuando quiera acogerse a la ayuda externa para promover nuestra salida de su cuerpo!
                – Os aseguro que jamás será recuperada. Si consiguen expulsarnos, también su vida lo será para siempre.

                – ¡Maldito mortal! Soy Halías.
                – Alzadill.
                – Bermadel.
                – Hazaziel.
                – Normadén.
                – Somos cinco pero podemos concitar a mil más para llevarnos a esta perra descarriada. Así que deja de molestarnos y vete por dónde has venido.
                – Eso no hará falta, condenada chiflada – susurró la voz humana.
                Aproximó el filo de la navaja a la nuez, profundizando en la carne del cuello hasta hacerle un corte lo suficiente grave como para permitir que la chica muriese desangrada en escasos segundos. Los insonoros alaridos de los demonios fueron espantosos en el limbo de su inframundo de pesadilla. Estaban enfurecidos por la muerte de Esther. Aquel extraño que se había colado por la ventana abierta para robar en la casa les había arrebatado lo que más ansiaban, la posesión del cuerpo y de la mente de la joven. Apenas habían empezado a disfrutar con ella. Ni siquiera sus propios padres habían recaído aún en la posibilidad de que la actitud distante y huraña de Esther podía albergar algo más grave que una  simple rebeldía propia de la adolescencia.
                Una semana.
                Eso es lo que llevaban dentro del núcleo existencial de la muchacha.
                Hasta la irrupción de ese hombre encapuchado.
                Este miró con seriedad a la joven. Era una pena haberla asesinado, pero si no se callaba, podría despertar a los demás residentes de la casa, y lo que él necesitaba era poder registrar el lugar en el mayor de los silencios.
                Media hora después abandonaba la casa por la misma ventana por la que había accedido a su interior.
                Conforme salía a través del hueco del marco, pudo apreciar un rostro sereno en la chica, todo lo contrario al semblante histérico y desquiciado que le mostró cuando fue despertada por haberse tropezado él con la esquina de la cómoda más cercana a la puerta del dormitorio. De no ser por la almohada, la manta y el camisón ensangrentados, se diría que estaba profundamente dormida.
                Fue descendiendo por la fachada apoyado en la tubería bajante del canalón hasta llegar al suelo.
                Conforme se alejaba, escuchó un ruido sonoro sobre su cabeza. Instintivamente miró hacia arriba. Procedía de lo alto de un árbol. En una de sus ramas adivinó los ojos brillantes de un gato enorme. Parecía estar castrado, de lo gordo que estaba.
                El gato maulló largamente.
                Lo sonrió.
                – Vaya. Eres el único testigo de lo que acabo de hacer en esa casa – le dijo.
                El pelaje del gato era de color ceniciento. Encorvó el lomo. Ladeó su cabeza para concentrarse en el hombre.
                Iba a volver a maullar.
                Lo hizo.
                Los inquilinos temporales abandonaron el cuerpo del animal y se alojaron en el del ladrón.
                Este se sintió raro al instante. Se sintió ligeramente indispuesto. Empezó a tiritar como si estuviera pasando mucho frío. Pero la temperatura era del todo veraniega. Se pasó una mano por el rostro y se arrancó el pasamontañas, arrojándolo sobre el suelo.
                Sin comprenderlo, no podía avanzar. Estaba paralizado de cintura hacia abajo. Erguido de pie como un poste. Quiso hablar en voz alta consigo mismo, pero no pudo.
                “¡No queremos tu cuerpo, hijo de puta!” – le llegó una voz siniestra dentro de su mente.
                “Nos has jodido la diversión con la muñequita. Ahora nos toca joderte a ti, bastardo “– le habló una segunda voz interna.
                Repentinamente sus piernas se pusieron en marcha, y sin desearlo, se hallaba corriendo locamente por la calle.
                Estaba aterrorizado. Algo estaba controlando su cuerpo. Y no podía impedir que tal cosa sucediese.
               “Soy Halías.”
                  “Alzadill.”
                  “ Bermadel.”
                  “Hazaziel.”
                  “ Normadén.”
                  “Tú nos arrebataste la vida de la mocosa. Ahora nos corresponde a nosotros hacerlo con la tuya tan inútil y patéticamente miserable que tienes.”
                Su cuerpo fue dirigido cada vez  con más intensidad, forzando la resistencia del corazón. Pasados unos minutos de carrera, sintió un fuerte dolor en el pecho, siendo la antesala de un paro cardíaco, que desembocó en su postración en medio de la calzada.
                Un hilillo de saliva espesa surgía de la comisura de sus labios, mientras sus ojos abiertos miraban hacia el infinito. En su rostro no se adivinaba la misma serenidad y paz que mostraba el de Esther, porque mientras para la muchacha la marcha de los cinco demonios representó su liberación espiritual, para él significaba el comienzo de su larga condena en la tierra donde aquellos moraban eternamente…

6 comentarios en “La ira de los demonios. (The wrath of the demons).

  1. Mmmm, que mal rollo el de este ladron por haberles fastidiado la diversiona esos malvados demonios. Pero como siempre, encontraran alguien mas con quien divertirse. Y Esther descansa en paz y el ladron y asesino tuvo su merecido castigo.

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  2. El ladrón ha recibido un castigo terrible. De hecho, aunque no supiera de la gravedad de la posesión diabólica de la muchacha, ya el solo hecho de asesinarla le hace merecedor de un final terrible. Y así le fue. Los demonios se enfurecieron porque apenas tuvieron tiempo de divertirse a costa de Esther. Y la pagaron con la vida del ladrón.Un fuerte abrazo, compi. 🙂

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  3. La verdad que bueno encontrar escritores como vos, me encanto tu historia, yo tambien escribo terror pero no llego a tu nivel, sos buenisimo estoy de acuerdo que elladron con el solo hecho de asesinarla lo hace merecedor de tan final. besos y abrazos, muy bueno.

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  4. Hola, Soy la Noctámbula. Muchas gracias por el nivel que me pones como escritor. Me ruborizas con tal elogio, je je. Te lo agradezco. En cuanto pueda, prometo que paso por tu sitio para leer unos cuantos relatos tuyos. Conviene vigilar a la competencia, ja ja. Respecto a los comentarios que dejas, llegan todos bien. Lo que pasa que antes de salir publicados, tengo accionado el modo de moderación por el administrador. Así filtro los mensajes insultantes(que casi no recibo, a dios gracias), los de spam y por el estilo. Las críticas en negativo también las modero positivamente, siempre y cuando sean de buen gusto. Por eso cuando se deja un comentario, no aparece hasta que llegue yo a casita del trabajo y me ponga a ver los que he recibido. Ya digo que por el momento el cien por cien están pasando el filtro. Desde el mes de diciembre en que le he dado caña al blog, y que es desde cuando empiezo a recibir visitas y comentarios, tan solo he impedido dos o tres que eran spam puro y duro.Recibe un fuerte abrazo, compañera de terrores, je je. 😛

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  5. Saludos hermano, excelente creatividad la tuya, te felicito por tan buenos relatos y por avivar mi culto a lo oscuro haha. Saludos desde Venezuela e igualmente te invito a mi Blog, aunque tiene solo dos meses creo que va en buen camino, nos leemos.

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