Confesiones de un muerto (Confessions of a dead)

Tengo capacidad de pensamiento. Sigo emocionándome. Si me golpean, siento dolor. Si llueve, me siento incómodo al mojarme. Si las temperaturas son extremas, en un sentido u otro tengo frío o calor. Desgraciadamente, sed es lo que nunca tengo, pero mi apetito es insaciable.
Y cuando tengo hambre…
Busco una persona que esté viva.

Es extraño. Se supone que una vez que haya sido contagiado por un muerto viviente, iniciándose una transformación donde mi raciocinio humano perece y sólo permanece un cuerpo descompuesto por el tiempo pero en permanente longevidad propiciado por el afán desmedido por la carne humana, en absoluto me ha supuesto el deterioro del cerebro. Las capacidades intelectuales siguen en perfecto estado tras un año de la infección. En cambio, mi propia carne tiene las propiedades dadas a un cadáver ambulante. De hecho en el pie derecho dispongo de dos dedos, en el contrario de tres y en ambas manos carezco de pulgares. En el rostro, la nariz hace meses que desapareció, otro tanto los lóbulos de las orejas, y las carnosidades de los labios. Los pelos surgen en hilachos desiguales sobre la cabellera. Y mi olor a putrefacción es notorio.

Tengo supuestamente cuarenta años. Antes de ser atacado por un ser no vivo, me cuidaba mucho y practicaba atletismo, habiendo llegado a participar en quince medias maratones locales. A partir del cambio experimentado en mi persona, dicha agilidad no ha disminuido, si no que me siento todavía más ligero, más rápido en la coordinación de mis movimientos. Gracias a dicha destreza física, no tengo problemas en cazar seres vivos.
Recuerdo una mañana en que perseguí a un chico que iba pedaleando deprisa en su bicicleta deportiva. Corriendo, pude alcanzarle. Ciertamente que influye mucho el factor de la sorpresa y los propios nervios de la víctima al ser atacada por un ser como yo. El muchacho iba zarandeando la bicicleta de lado a lado, hasta que se le salió el pie derecho del calapié. En cambio yo lo asalté sin alterar mi rumbo, recto y sin vacilaciones. Como un guepardo en su corto esprint final con el que intentaba alcanzar a su presa. El felino disponía de una corta carrera para conseguir su fin, antes de tener que renunciar a la caza final por el agotamiento físico. En mi estado actual, podría estar desplazándome a grandes zancadas sin el menor esfuerzo durante el tiempo que quisiese. Era el privilegio de no pertenecer a mi antigua raza.
La de los seres mortales.

Llorar. He llegado a hacerlo… Lo hice cuando mi hermana fue sacrificada a la causa. Yo no pude impedir su muerte, por ser lo que yo era ya: un muerto viviente. Asistí al asalto a su vivienda. No me emocioné con la pérdida de Dwayne, su marido, ni de Tiffany, su hija de cinco años. Respecto con Sara, mi dulce hermana, las lágrimas desbordaron las comisuras de mis ojos y fluyeron por mis mejillas cenicientas y ajadas…

Sentimientos. De ira. De rabia. De odio. De hacer un daño infinito hacia quienes fueron mis semejantes…
Es mi nueva condición.
Me ha habituado a ella.
Con la misma he de convivir, quiera o no, hasta que por fin mi cuerpo se caiga a pedazos y no pueda dar un solo paso más al frente…
Eso sí, cuando yo caiga, quedarán cientos de miles por caer. Lo que indudablemente supondrá la aniquilación del hombre sobre la faz de la tierra.


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8 comentarios en “Confesiones de un muerto (Confessions of a dead)

  1. Excelente, Robert. Me ha encantado éste escrito, corto pero muy descriptivo. Original detalle el que siga manteniendo la fuerza en sus piernas mientras que el resto del cuerpo vá desapareciendo. Como dice Mariela, impactante final. Enhorabuena.

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  2. Gracias, Mariela. Quien agradece de verdad es el autor por dejarte caer y volver de nuevo, ja ja. Hay quien no vuelve porque les dá repelús y muchooo pavor.Un saludo de tomo y lomo y una sonrisa sincera, eso si, algo puntiaguda por mis dos colmillos. 🙂

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  3. Hola, Anrafera. Bueno, ahora los zombies vuelven a estar de moda, tanto en cine, libros como videojuegos. Y Escritos también ha querido sumarse al carro, ja ja.Te mando un fuerte saludo y a la Pechuga de Pollo como fisioterapauta para el brazo ese que tienes un pelín comatoso. 🙂

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  4. ¡Hola, Mi Rincón Virtual! Estoy super feliz por tu visita y que te guste lo que tecleo con una mano mientras con la otra me zampo el bocata, ja ja.Un fuerte saludo (ya pudiera parecerse Pamplona a Tenerife en el clima al menos en un diez por ciento, xD)

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