Hechizado

Interesante este relato que paso a narrar con voz firme y decidida…
– ¡Goool del Barcelona!
Será posible. Este Dominique. Su pasión futbolística es uno de sus principales defectos. Si no fuera por lo barato que me resultan sus servicios, hace tiempo que hubiera cambiado de mayordomo.
– ¡Chínchate, Dominique! ¡Acaba de empatar el Real Madrid! ¡Golazo del Cristiano Ronaldo!
Harry. Otro que tal baila. Menuda pareja. A ver si dejan concentrarme en la lectura de este escrito.
– ¡Viva el cuerpo depilado de un orangután! El árbitro se ha tragado un penalti como el castillo de nuestro infame amo, y un espectador le ha lanzado un cochinillo a la cabeza, dándole de lleno.
Bogus Bogus. Su deleite por la gastronomía abarca los sitios más insospechados donde pudiera haber comida disponible con la cual llenar nuestros insaciables estómagos.
Voy a coger carrerilla para leer el cuento de un tirón, que si no va a ser imposible mientras se esté disputando el partido del año, brrr….

Era un cuerpo bello. Perfecto. ¿Sería un ángel? Su tez y la piel de las extremidades eran demasiadas pálidas para albergar vida. ¿Entonces algún tipo de presentación fantasmal?
Su silueta era perturbadora. Sensual. Con insinuantes curvas remarcadas bajo un camisón de seda gris. Estaba descalza. Sus cabellos eran largos y ensortijados, sueltos, cayendo en sendas cascadas sobre los hombros. Era joven. Entre veinte y veinticinco años.
Permanecía callada pero siempre atenta a su presencia. Era como si lo conociera de siempre.
Él la miraba hechizado. Su inquietud le aconsejaba marchar de la vera de la muchacha. Alejarse de la proyección de la sombra de la figura, plasmada sobre la tierra del camino por la tenue luz lunar que se filtraba por las ramas vacías de hojas de la arboleda.
El silencio era absoluto. No se percibía ningún sonido de animales de hábitos nocturnos, ni de objetos que interactuaran con la ligera brisa que hacía agitarse levemente los pliegues de la tela que cubría el cuerpo maravilloso de la presencia femenina.
El tiempo discurría minuto a minuto sin que él reparase en ello.
Su mirada estaba obsesionada por ella.
Entonces…
Ofreció su espalda y echó a caminar, alejándose de él.
Instintivamente, la siguió paso a paso. Se internaron por la vegetación. Superando matorrales cuasi invisibles por las penumbras. Tropezando con los pequeños hoyos ocultos. Golpeando alguna piedra con la puntera del calzado.
Estuvieron caminando por un período indefinido. Hasta abandonar el pequeño bosque y enfrentar el borde de un pequeño precipicio.
Abajo, en el fondo del mismo corría un riachuelo casi marchito de contenido líquido.
La iluminación lechosa de la luna le permitió ver algo situado a unos treinta metros más abajo. Era un cuerpo. Masculino, para más señas.
Estaba postrado de espaldas, ofreciéndole la visión perfecta de la ropa que vestía y de los propios rasgos inermes del rostro.
Se trataba de él mismo. Carente de toda vida. Una figura que no era ni ángel ni fantasma de ninguna clase.
Se volvió hacia la joven muda.
Para su pesar, aquella entidad había mutado su fisonomía.
Ahora era un simple contorno oscuro, con las cuencas ocupadas por dos brasas ardientes. Sonreía mostrando sus colmillos. Y sin darle tiempo a salir de su trance, alargó las extremidades superiores hacia su pecho, dándole un fuerte empujón, precipitándole hacia el abismo donde se encontraba su futuro inmediato.
Una vida.
Una muerte.
Un único suicidio urdido por una mente enferma y devastada por las tragedias personales.
El silencio abandonó las cercanías del bosque. Los animales volvieron a sus rutinas, el ulular del viento se propagó a través de las ramas y la figura multiforme abandonó el lugar, satisfecho de haber propiciado un punto y aparte en la senda de la vida.

10 comentarios en “Hechizado

  1. “…ulular del viento…”, magnífico, bello, e insuperable, brother, de vez en cuando me sorprendes, reinventándote de momento en momento, escribes bien, y cómo plasmas a la chica, sublime…sin más, Robert, ganó el Barcelona… Dominique estará “… entre Pisco y Nazca”, y saludos a Bogu Bogus… que uno con esa profesión, ve comida hasta en sueños…=)…

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  2. Gracias, Daniel. Aquella presencia femenina conducía al suicidio o al destino final del personaje. Dejo que los lectores decidan por ellos mismos. Sí, ganó el Barcelona. No veas el barullo montado en la almena norte. Y Bogus Bogus nos preparó un aligator a la plancha exquisito. Aún estoy en pleno proceso digestivo, por Dios.Un saludo. 🙂

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  3. Hola, Mar. De nuevo feliz por tu visita y porque te haya gustado el relato. La profusión de los escritos varía según la racha “mental” del autor. Cuando está de bajón, no hay muchas ganas de exprimir el cerebro. Ahora parece que de nuevo las musas han decidido alojarse en mi castillo. No se por cuánto tiempo durarán, sin que antes las espante mi sobrino Gurmesindo, je je.Un fuerte abrazo, compañera.:)

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