¡Ay, Dominique, mi aberrante mayordomo!
– ¿Qué le sucede al señor?
Estoy con la depre. No se si llegaré a mañana.
– Quiera la suerte que así sea.
Pasaré por alto tu comentario. Me recostaré sobre el sofá de piel de mamut a ver si se me pasa esta época de pensamientos negativos.
– Si no escribe tanto últimamente, será por algo.
Más o menos.
– Le aseguro que así se lo agradecerán los lectores. Porque ya casi no nos quedaban aspirinas.
Dominique, haz el favor de cerrar la puerta bajo llave cuando salgas. No respondo de mi segunda personalidad.
– Como usted mande…
Paz, necesito paz. Y cierto optimismo. Este mundo no me agrada nada…
– Dicen que dentro de esta cueva ha habido más de un suicidio – advirtió Greta.
Él lo tenía decidido.
– ¡No se te ocurra! – imploró Greta desesperada.
Se adentró en solitario hasta dar con una gruta sombría y estrecha. Había cierta humedad y la temperatura gélida se le calaba hasta los huesos.
Greta gritaba desde lejos.
Ella no se atrevía a entrar.
Se sentó sobre una piedra.
Pensó en cómo había sido toda su vida. Una infancia que no fue tal. Una juventud llevada por el irracional odio que anidaba en su interior.
Los ojos.
Dos cuencas sangrantes vacías de emociones.
No deseaba hacerlo de nuevo.
No con Greta.
Su pasado dedicado a cercenar vidas.
Al tormento de sus víctimas.
El sótano de su casa…
El HORROR.
Aquella cueva sería su panteón particular.
Acercó el filo de la navaja hacia su muñeca izquierda.
Correspondía derramar más sangre.
Pero esta vez no era sangre inocente.
Ni la sangre de Greta.
Sino la suya propia.
La foto es de la playa de las catedrales??La verdad que mejor quitarse de en medio que seguir derramando sangre..
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No me canso de leerte siempre que tengo ocasión.A la espera de cada nuevo relato con los que consigues cada vez más engancharme a tu blog.Un beso.Marga.
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conciso, pero… como dijiste?… caló hasta mis huesos, me gusta ese tipo de personalidad, apuesto a que la amaba de verdad, pero tenía que hacerlo, la amaba…=/… no apologizo el suicidio… eh?, y me gustó darme un tiempo para leerte, no me esperaba algo corto… eso soo raro no? mmmmmffff..XD. cuidate brother!!XD
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Hola, Mar. Sí, es de la playa de las catedrales. Pero claro, el suicidio no tuvo lugar allí, ja ja. Un fuerte saludo. 🙂
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Muy agradecido por tu comentario, Marga, alias “Gil de Luna”, je je. Espero que no seas una gangster de tomo y lomo. Recibe un fuerte abrazo y una sonrisa de parte de mi calavera de la suerte. 🙂
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¿Qué tal Daniel HB? Bueno, es un microrrelato, donde se trata de escribir algo en menos de trescientas, cuatrocientas palabras, según las bases de los concursos literarios. Por eso es tan breve. Ahora no estoy tan inspirado, ni con ganas de darle al teclado. Cosas de la vida real. Ya veremos. En todo caso, en cuanto recupere las ganas, seguiré creando relatos más largos.Recibe un saludo de los gordos desde esta Pamplona nuestra que se parece en la climatología tanto a Gran Bretaña. 🙂
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Estupendo “microrelato” Robert. Mis felicitaciones. Feliz fin de semana. Un cordial saludo.
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Gracias, Anrafera. Lo mismo te deseo, que tengas un finde genial, con buen tiempo para que saques buenas fotos, jeje. Un saludo. 🙂
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Es casi poetico, el amor ganándole a los impulsos asesinos.Me ha sabido a pocoBesosNela
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Hola, Nela. La realidad es que es un mini mini mini relatito. Si dejamos pasar el tiempo, los años, puede que crezca… Aunque para entonces, del asesino sólo quedarán las cenizas, ja ja. Un besote.
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