Dedicado a la querida mutua de mi empresa.

Hola. Estoy que muerdo. Esto no es ningún relato ni cómic, pero como este es mi blog, tengo que desahogarme.
Como algunos sabeis, el pasado 8 de diciembre de 2010 dos mamarrachos intentaron atracarme camino del trabajo a las 14:30. No lo lograron, pero me dieron un navajazo en el pómulo izquierdo y me dejaron el ojo negro como el betún y más hinchado que un globo aeroestático. Desde el primer momento, la mutua de mi empresa, Asepeyo, para que conste en acta, puso un empeño en que volviera al trabajo, ya que el incidente tuvo lugar en la media hora antes cuando me dirigía a mi ocupación laboral.. Finalmente me dio el alta el 22 de diciembre. Mi cara estaba para esa fecha así.

Trabajo de cara al público en un hipermercado. Soy quien está a la entrada de sala de ventas, con su traje y corbatita, atendiendo a la clientela, sellando bolsas, rellenando albaranes de devolución. La médica consideró que no, que estaba bien, y sin retirar los puntos aún. 
Cuando fui a la médica de cabecera, enseguida vio que aún no estaba para volver al trabajo. Igualmente en el sindicato, así que otra vez me dieron la baja, esta vez por la seguridad social. 
De mi empresa, ninguna queja. Han considerado que estuviese de baja el tiempo necesario hasta mi recuperación estética, dentro de que el careto con la cicatriz se me va a quedar hasta que me muera.
Mi mala leche, mala hostia, viene cuando entrego el alta en las oficinas para el día quince de enero, y al poco recibo una llamada a mi móvil de una empleada que no se identifica de la mutua Asepeyo de Bilbao. Ni siquiera de Pamplona, que tienen dos instalaciones enormes.
La impresentable me espeta desde el principio que a ver qué pasa conmigo, que desde el 23 de diciembre no trabajo. Que eso no puede ser. Le digo que efectivamente, ellos me dieron el alta el 22, pero la médica de cabecera me dio la baja el 23 porque aún no podía trabajar en esas condiciones. La empleada, representante, o lo que sea de Asepeyo de Bilbao me amenaza que esa segunda baja es ilegal, y que se me va a caer el pelo. En ese instante ya estoy jurando en arameo. Robert “El Maléfico” ya tiene ganas de mandar un misil tierra aire en dirección a quien me está haciendo la estúpida y repulsiva llamada. Finalmente la elementa me comenta que necesita que le mande el alta del 15, y yo la mando al infierno, que para eso que se mueva ella, gilipollas de persona.
En fin, espero que esta individua nunca jamás sufra un tajo en la cara. Pero si lo sufre, que no espere comprensión de parte mía. Y desde aquí le digo que amenace a sus familiares más queridos, que enseguida hablé con mi sindicato y con las oficinas de mi empresa por la actitud impresentable de esta individua.
Disculpen mi vocabulario y este post.
Tenía que sacar toda la mala bilis de dentro, coño.
A ver si pronto escribo un relato como dios manda, aunque poco a poco ya se me están quitando las ganas hasta de estornudar.